Halloween. Todos conocemos esta fiesta, todos hemos visto a niños correteando disfrazados de casa en casa pidiendo el famoso truco o trato en las películas americanas. Pero los orígenes de esta fiesta son muy diferentes a lo que hoy conocemos y, aunque ha sido Estados Unidos el país que ha internacionalizado la celebración, en realidad se originó en Europa.
Se puede decir que Halloween es una fiesta que combina tradiciones de muchos países y culturas diferentes. Su origen está en la celebración celta del Samhain. Con esta fiesta, los Celtas, celebraban el término de la recolección de la cosecha y también el año nuevo, que para ellos comenzaba en otoño. Creían que con el cambio de año, la línea que dividía el mundo de los muertos y de los vivos se estrechaba, permitiendo a los espíritus caminar por este mundo. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados, mientras que se intentaba alejar a los espíritus malignos. Los disfraces y las máscaras eran utilizados para camuflarse entre los espíritus malignos al salir a la calle y no ser atacado por ellos. Con la llegada de los romanos y más tarde del cristianismo, esta fiesta se fue mezclando con las nuevas culturas.
Los cristianos, en un primer momento celebraban la festividad de cada mártir el día en que murió, pero llegó un momento en que el número de mártires era tan elevado que no era posible asignarles un día, por lo que se decidió crear un día a la celebración de Todos los Santos, conocidos y desconocidos. Las celebraciones incluían las víspera del día de Todos los Santos, llamada en inglés All Hallow's Eve, lo que derivaría en Halloween. En un primer momento este día se celebraba el 13 de mayo, pero en el 741, el Papa Gregorio III la cambio al 1 de noviembre, día de la dedicación de la Capilla de Todos los Santos de la Basílica de San Pedro en Roma, haciéndola coincidir así con la festividad pagana.
Halloween llegó a Estados Unidos en 1840, de mano de los inmigrantes europeos. Serían los irlandeses los que llevarían la costumbre de tallar las calabazas y poner velas dentro, inspirándose en la leyenda de Jack O'lantern:
Jack el Tacaño era un granjero que engañaba y mentía a sus vecinos y amigos. El Diablo tuvo noticias de este hombre tan perverso y decidió ir a comprobarlo por sí mismo. Cuando el diablo le dijo que venía para llevarlo al infierno, Jack le pidió que subiera a lo alto de un manzano a coger una manzana para poder tener su última comida, el Diablo aceptó y cuando estaba en lo más alto, Jack talló una cruz en el tronco del árbol, impidiendo de esta forma que el Diablo pudiera bajar. Ambos hicieron un trato, Jack lo dejaba bajar con la condición de que no pudiera reclamar su alma para el infierno. De esta forma, al morir Jack, no lo aceptaron en el cielo por su mala vida, pero tampoco en el infierno, por su trato con el Diablo, viéndose obligado a deambular con un nabo hueco con una brasa para alumbrarse por toda la eternidad y pasándose a conocer como Jack de la Linterna, Jack of the lantern, que derivó en Jack O'lantern (Leyenda completa)
Los irlandeses en un principio utilizaban nabos, pero al llegar a Estados Unidos, vieron que las calabazas eran más abundantes y más fáciles de tallar.
Otra de las tradiciones más conocidas de Halloween es la de pedir golosinas de puerta en puerta, bajo la condición del famoso truco o trato, trick or treat. También aquí la costumbre enlaza con la leyenda de Jack O'lantern, que dicen que la única noche que podía volver a deambular por las calles, la noche de Halloween, iba de puerta en puerta pidiendo "truco o trato". Según la leyenda, lo mejor era hacer trato, pidiera lo que pidiera, ya que en caso contrario, una maldición recaería sobre la casa y sus habitantes.
Según otras fuentes, el recibir golosinas, puede tener también su origen en dos costumbres, una que se realiza aún hoy día y otra olvidada con el tiempo.
La primera de ellas es la celebración del Día de San Martín en los Países Bajos, donde los niños, independientemente de sus creencias, aunque comenzó siendo una fiesta religiosa, van de casa en casa cantando canciones populares, por lo que se les recompensa con golosinas o fruta. La otra, es un práctica del siglo IX denominada souling, por la que el 2 de noviembre, el Día de los Difuntos, los cristianos iban de pueblo en pueblo pidiendo pasteles de difuntos, unos trozos de pan con pasas. Más tarde, éstos rezarían oraciones por el alma de los difuntos de las familias que les hubieran entregado trozos de pan.
Halloween arraigó profundamente en la cultura americana, y sería a finales de los 70 y principios de los 80 cuando comenzaría a internacionalizarse gracias al cine y las series de televisión.
Y ahora sólo nos queda disfrutar de esta celebración, ya sea con disfraces, películas e historias de terror o en alguna de las muchas fiestas que se organizan.
Según otras fuentes, el recibir golosinas, puede tener también su origen en dos costumbres, una que se realiza aún hoy día y otra olvidada con el tiempo.
La primera de ellas es la celebración del Día de San Martín en los Países Bajos, donde los niños, independientemente de sus creencias, aunque comenzó siendo una fiesta religiosa, van de casa en casa cantando canciones populares, por lo que se les recompensa con golosinas o fruta. La otra, es un práctica del siglo IX denominada souling, por la que el 2 de noviembre, el Día de los Difuntos, los cristianos iban de pueblo en pueblo pidiendo pasteles de difuntos, unos trozos de pan con pasas. Más tarde, éstos rezarían oraciones por el alma de los difuntos de las familias que les hubieran entregado trozos de pan.
Halloween arraigó profundamente en la cultura americana, y sería a finales de los 70 y principios de los 80 cuando comenzaría a internacionalizarse gracias al cine y las series de televisión.
Y ahora sólo nos queda disfrutar de esta celebración, ya sea con disfraces, películas e historias de terror o en alguna de las muchas fiestas que se organizan.
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