El pasado dos de febrero, como cada año, se celebró en Priego el día de la Candelaria. Ahora cada vez veo menos candelas, incluso ha dejado de hacerse la que durante mucho tiempo se hacía cerca de mi casa. Cuando yo era pequeña, la costumbre era que los niños, durante las semanas anteriores a este día, cada tarde, nos reuníamos para buscar leña, muebles viejos, ramón de los olivos que habían sido ya talados y cualquier cosa que nos sirviera para hacer la mayor hoguera que pudiéramos. El día dos, al anochecer, la encendíamos y pasábamos horas jugando por los alrededores y, cómo no, comiéndonos nuestra rosca, un pan con forma redonda que los panaderos hacen especialmente para ese día y que siempre sabía estupendamente con un trozo de chorizo asado en las brasas de la propia candela.
Cuando eres pequeño, no te preguntas por qué existen estas tradiciones y a que se debe la celebración de ese día, sin embargo, se ve que este año me ha dado por pensar e investigando un poco, es esto lo que he averiguado.
La fiesta tiene unos orígenes muy antiguos, posiblemente, existiera en su versión original mucho antes del nacimiento de Jesús, donde las leyes de la sociedad hebrea, establecían que aquellas mujeres que habían tenido un hijo varón debían consagrarlo al Señor presentándolo en el templo. Además debían considerarse impuras durante 7 días y después debían purificarse acudiendo al tempo pasados 33 más, es decir a los 40 días de haber tenido su bebe. También debían de llevar alguna ofrenda, tras la que el sacerdote rezaba una oración por la mujer y esta entonces quedaba purificada. Todo esto queda reflejado en La Biblia, Lucas 2, 22-40, donde Jesús es presentado en el templo y Simeón lo llamó como la “luz para alumbrar las naciones”. Y es que tanto el nombre de Purificación, del griego πῦρ (pyr), que significa “fuego”, como Candelaria, del verbo latino candere que significa “brillar por el calor”, encierran la idea de fuego en su significado y por ello, la Virgen de la Candelaria, se representa con una vela y el niño Jesús, que lleva en la mano un pequeño pájaro.
En los primeros tiempos del cristianismo, los fieles celebraban la fiesta de la Purificación de la Virgen con un procesión y poco a poco se fue propagando por todo el mundo, manteniéndose como una constante las procesiones con luces (candelas o velas) previamente bendecidas.
Durante mucho tiempo fue este el momento en que se daba por concluida la Navidad, cuando se tomaban los últimos dulces sobrantes, se cantaban los últimos villancicos y se retiraban los pesebres, para entrar en una nueva fase litúrgica.
Tras la aparición, en 1390, de la Virgen de la Candelaria, en Tenerife, su devoción en España, y en América, llevada allí por los conquistadores, ha crecido, llegando a convertirse en la Patrona de las Islas Canarias, donde se realizan, importantes festejos durante estas fiestas.
El día tres de febrero, por otro lado, es el día de San Blas, el patrón de las enfermedades de garganta, ya que según cuenta la tradición, salvó a un niño que se estaba atragantando al quedársele en la garganta una espina de pescado. Es por ello, que en su día es costumbre bendecir las gargantas y en muchos pueblos, esto se hace a través de las rocas benditas que comemos.
Estas dos fiestas parecen haberse unido y celebrarse durante la misma noche, al tomarnos la rosca mientras nos protegemos del frío cerca de la candela.
1 comentario:
Ánimo, tu blog es un ejemplo de buen trabajo y de entrega hacia el mismo para todos los que nos dedicamos a esto.
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