Hace unos años, cursando mi tercer año de carrera, en la asignatura Geografía turística mundial, nos encargaron un trabajo: realizar una ruta por una ciudad o por un territorio que fuera totalmente original. Me pasé días pensando en cual sería el lugar más apropiado, sin embargo, todos los sitios que pasaban por mi mente eran bien conocidos por todos. Finalmente, la idea me la dio un documental de la 2, al que llegué haciendo zapping. Hablaban sobre Siria y nombraron de pasada un lugar llamado Malula; un pueblecito a 56 kilómetros de Damasco, adherido a las rocas de un cañón, a más de 1500 metros de altura.
La población es principalmente católica u ortodoxa, a pesar de que Siria es un país mayoritariamente musulmán. Para llegar a Malula, hay que tomar un autobús en Damasco, que nos llevaría hasta Kabul, donde hay que esperar a que salga otro autobús hasta Malula, ya que no tienen un horario fijo, si no que salen cuando están llenos.
Cañón de Santa Tecla |
La leyenda cuenta, que cuando Santa Tecla, recién convertida al cristianismo, huía de la persecución de su padre por haber renegado de los dioses paganos, se encontró acorralada al pie del peñasco. Un milagro quebró la piedra y Malula (La entrada, en arameo) se abrió. En este cañón se asentaría un pueblo de cristianos que daría origen a la ciudad actual.
En realidad, Malula fue habitada ya en la Prehistoria, por las evidencias encontradas en las cuevas, que también fueron utilizadas en época romana como residencias, para huir de los agresores. Las gentes también excavaban cuevas artificiales, pero el aumento de la población hizo que se fueran abandonando gradualmente y construyendo viviendas junto a ellas, que pasaron a ser un lugar de almacenaje.
En algunas de estas cuevas podemos encontrar signos que indican que quizás en alguna época se utilizaron como pequeños templos, como una en la que hay una pintura de una virgen con el niño y un pájaro, que podría ser un pelícano, ave a la que se asocia con la Eucaristía.
En la zona antigua del pueblo, los edificios están construidos con piedra caliza y cubiertos con ramas y adobe, el trazado de las calles no sigue ningún orden creando un laberinto, donde podemos encontrar una gran cantidad de iglesias y santuarios.
Monasterio de Santa Tecla |
Entre sus edificios destacan el Monasterio de San Sarkis (San Sergio), construido en el siglo IV sobre las ruinas de un templo pagano, a 1922 metros de altura y al que hay que entrar por un portón de más de 2000 años. El Monasterio de Santa Tecla, está construido en la gruta en la que la tradición cuenta que está enterrada la santa, de la que se guardan los restos, y de la que brotan aguas milagrosas.
En 1925, durante unos trabajos de excavación en la Iglesia de San Elías, se encontraron unos mosaicos que mostraban el Arca de la Alianza con dos ángeles guardianes, pero desafortunadamente, estos mosaicos fueron robados y no se encontró ninguna pista. Son interesantes también el Monasterio de las Niñas, derribado a causa de los terremotos y que debe su nombre a que era el escogido por las niñas que querían ser mojas; o las Iglesias de San Jorge y Santa Bárbara, ambos antiguos templos paganos convertidos en santuarios, donde se conservan los antiguos altares.
Interior del Monasterio de Santa Tecla |
Pero el mayor atractivo del pueblo es la lengua de sus habitantes: el arameo, un idioma que en las universidades se estudia como lengua muerta, pero que aquí es la lengua corriente de las gentes. También se habla en dos pueblos cercanos, Jabadín y Bejaa.
El arameo es una lengua semítica con una historia de al menos 3000 años. Es el idioma original de algunos libros de la Biblia, y la lengua principal del Talmud. Probablemente, fue el idioma hablado por Jesús y sus discípulos.
El arameo no se estudia en la escuela, donde se estudia árabe, sino que los niños la aprenden de sus padres por tradición oral, de modo que nadie en la aldea sabe escribirla o leerla. El Centro Arameo de Malula, hace un esfuerzo por conservar esta lengua y colabora con investigadores de todo el mundo.
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